Mientras el Frente Opositor se Destapa, Morena se Cierra.

“Cambiar políticamente para seguir igual” pareciera que es un principio que promueve Morena como partido político.

A estas alturas, aún poco o nada se sabe de quienes serán los abanderados de ese partido para las elecciones en Sinaloa.

Mucho se dice que la lista que filtró el mismo partido en Sinaloa hace unas semanas, será la misma que el Consejo Nacional apruebe —al menos así lo dejó en claro el gobernador Rubén Rocha Moya— y no habría mayores cambios, salvo si se mantiene la alianza con el Partido del Trabajo o Verde Ecologista.

Las hipótesis más claras son que si en Culiacán queda como candidata Merary Villegas, en Mazatlán sería Édgar González, quién buscaría ser alcalde constitucional.

Pero si para la capital del Estado aprueban que vaya Juan de Dios Gámez Mendivil, entonces las candidatas serían Estrella Palacios o Judith Villa.

Se dice que los “jaloneos” están tan fuertes que ese ha sido el motivo por el cual no hay claridad, y todo se mantiene en un hermetismo en Morena.

El frente opositor con el PRI, PAN y PRD, sumó a al PAS y otorgó a su dirigente Héctor Melesio Cuén una diputación plurinominal. También resolvió con el aspirante al senado Mario Zamora. Ambos van “amarrados” a la cámara de diputados.

Se observa que en ambos partidos persiste un autoritarismo que surge de sus oligarquías.

Ese fenómeno que desconoce políticamente a sus bases militantes y a la sociedad en general, es una vieja práctica del PRI. Pero hoy invade al PAN y en Morena se reproduce peor que en los “buenos tiempos” del priismo.

El que los partidos decidan en las cúpulas sin importar abajo, era una acción que el grueso de los mexicanos opuestos al viejo régimen, repudiaba. Hoy se vive en todos los partidos. Es más, hasta en Movimiento Ciudadano, “se cuecen habas”. Ellos han decido en la cúpula, y fuera de la estructura partidista, quien será su candidato.

Se mantiene pues una práctica antidemocrática luego de un cambio político, que al parecer no incide en la manera de hacer política.

Cambiar políticamente para seguir iguales, es no haber claridad para la ciudadanía, ni para los aspirantes, en cómo participar para ganar un escaño.

Aquí se decide “arriba” y esa figura involucra al presidente de la república, al candidato ungido, al dirigente nacional y al gobernador. Ahí es “arriba”.

Esta medida aleja enormemente los anhelos y espíritu de participación ciudadana. Porque en México ocurrió un cambio en 2018, el pueblo votó por tercera vez, para seguir iguales, al menos en el modo de hacer política, o arribar al poder.