La mala operación política, con un mal candidato en Coahuila, pese al operativo de sumas y restas en el último instante, fueron factores para que la oposición ganara en ese Estado.
Esta también debe ser una lección para Morena: donde van divididos y con un candidato poco inteligente, surgido de acuerdos cupulares, la derrota es inminente.
En el esquema de “Corcholatas” cabe el escenario que ocurrió en Coahuila. Motivo que debe ser tema de análisis para la dirigencia a cargo de Mario Delgado.
Pero la mayor lección es para la alianza PRI, PAN, PRD. Pese a tener una buena candidata, como lo fue Alejandra del Moral, con un mejor discurso que Delfina Gómez, sus partidos no estuvieron a la altura. Las alianzas sin proyecto, sin figuras, en cuyo interior arrastran desfiguros como los de Alejandro Moreno; todos estos elementos destruyen la posibilidad de alternativa política ante el fenómeno que representa la cuarta transformación.
En una entrega anterior decíamos que las cúpulas del PRI y del PAN actúan sin considerar sus bases. Como fue la oposición de la dirigencia priísta en Sinaloa. Esa debilidad resta seriedad y fuerza a la imposición, ante los electores.
Hoy día adquiere relevancia la idea de que al PAN le iría mejor solo que mal acompañado, en una logica de volver a ser una opción política para México. Pero parece ser que, al igual que en el PRI, a la dirigencia solo les ocupa repartirse lo poco que arrojen los siguientes procesos: regidurías y diputaciones plurinominales, para ellos y sus amigos.
Este escenario significa una clara idea de que no importa el país, no importa ser contrapeso real. Por eso prefieren ir en alianzas.
Esta puede ser una de tantas lecturas que dio el proceso electoral que prácticamente culminó ayer con la dolorosa derrota del PRI en el Estado de México, y la retención de Coahuila.