La presidenta municipal de Mazatlán, ha iniciado bien la conducción del gobierno, de uno de los municipios más importantes en el noroeste de México. Mazatlán avanza en su consolidación como destino turístico e inmobiliario, cuyo flujo económico lo resalta cada vez más en el marco nacional. Pero a corto plazo el escenario no se visualiza halagador, pues no habría mucho margen económico, si la situación de violencia aumenta; pues la inseguridad sería un problema que se sumaría al drenaje, y la movilidad urbana.
Para atender la Inseguridad, el deterioro del drenaje y crear grandes vialidades o infraestructura urbana, se requiere dinero, y tan sólo el caso de la violencia pega parejo: a las víctimas, al comercio y al gobierno. De continuar este fenómeno bajarían más los niveles de empleo y las contribuciones municipales.
No estamos imaginando un colapso financiero en la comuna, pero sí una posible contraccion financiera que podría afectar al municipio, si la idea es hacer obras en seguridad, drenaje o movilidad.
Entonces el gobierno de la joven alcaldesa tiene fuertes retos y poco margen de maniobra, pues los problemas que señalamos no son creados por ella, pero tampoco depende totalmente de ella resolverlos.
Para el drenaje se requiere una estrategia que rebasaría el trienio y las posibilidades económicas del municipio. Pues se habla de un problema que implica por lo menos la inversión de mil 200 millones de pesos, dinero que no está en caja.
Para mantener la seguridad o para mejorar la movilidad urbana también se requieren recursos extraordinarios, y en el contexto actual no se ve por dónde lograr esas millonarias inversiones.
Tan sólo para cerrar el año, tanto la presidenta como el Cabildo han tenido que solicitar un préstamo, para atender necesidades urgentes. Porque el presupuesto de este año no se cumplió, es decir, no llegó el dinero que se había anunciado. Las causas son varias, pero la más certera es el clima de inseguridad que ocurre, lo que provoca parálisis financiera. Y eso afecta al gobierno municipal, porque no llega dinero fresco.
Ya los regidores y algunos funcionarios padecen los recortes a sus dietas salariales. ¡No hay de otra! El gobierno municipal cierra el año con una necesaria austeridad, pues de otro modo no se podría cumplir, por ejemplo, con el sindicato, o con proveedores.
En este contexto Estrella Palacios ha dado muestras de seriedad y habilidad. Por un lado acude al gobierno estatal para la autorización de un préstamo; por otro, logra la aprobación del sindicato para la gobernabilidad de su administración, y aplica una medida económica de austeridad, por ejemplo, en sueldos de todos los funcionarios, incluídos los regidores.
Estas medidas, promovidas por la joven alcaldesa, la colocan en un escenario difícil donde son necesarias algunas “medicinas amargas” para aliviar el problema.
Pero los retos son grandes y las posibilidades económicas, si la violencia no baja, son pocas.
