El rumor terminó cuando el secretario de gobierno de Sinaloa, Enrique Inzunza, hizo pública la decisión de buscar ser senador por Morena. Creemos que lo mismo ocurre con Héctor Melesio Cuén, cuando la dirigente del PAN, Roxana Rubio, aclaró que Marco Cortés -dirigente nacional del PAN- había recibido a Cuén, siendo el PRI quién siglaria la candidatura al senado; y que si era Cuén, ellos respetarían el acuerdo.
Ahí están los destapes. En el caso de Inzunza fue más efectivo: el gobernador, jefe político de Morena en Sinaloa, según trascendió, dio línea a su equipo de funcionarios para que apoyen al secretario. No hay vuelta de hoja: será Inzunza, en fórmula con Imelda Castro, esta última repetiría el cargo.
Es evidente que Inzunza no tiene mayor base social que la que el gobernador le otorgue, y con la esperanza de que la marca Morena lo suba a la ola como ha sucedido en las dos anteriores elecciones.
En el Frente Amplio Cuén si goza de una base de gente que lo conoce debido a su amplia trayectoria como: rector, candidato, presidente municipal, dirigente del PAS, y uno de los protagonistas en el actual conflicto del Estado con la UAS.
Ambos personajes no vienen electos de las bases de algún partido o de la sociedad. Ellos han acudido a las cúpulas. Sus estrategias se han centrado la oligarquía de cada movimiento. Por un lado en Morena y por el otro con los oligarcas de los partidos del Frente Amplio.
Podría decirse que la balanza está equilibrada. Sin duda son dos personajes que van a superar la marca. Sería una elección, no entre morena y el PRI, PAN o PAS; sería un enfrentamiento entre Cuén e Inzunza.
Este cuadro superaría las insignias políticas. Significaría, entre otras cosas, votar por quién se ha enfrentado al poder actual de Rocha Moya, o votar por el poder del Estado.
Este enfrentamiento, tiene su historia reciente que se comprende con el conflicto de la UAS y el Estado. Y esas fuerzas manifiestas ahí, van a incidir en la lucha por ganar la senaduría.
Será interesante observar, cómo en Sinaloa, podría diluirse la fuerza de la marca Morena debido a la competencia de dos polémicos personajes: uno con la fuerza del Estado y otro con la experiencia y habilidad.
Dicho en términos boxisticos, un “cara a cara, cuerpo a cuerpo”, implica no traer máscara. Es decir, no importaría la marca. Los personajes cobran vida y en esa lógica uno desaprovecharía las bondades de la marca (Morena) y el otro escondería las marcas (PRI y PAN).