La semana pasada el partido que actualmente gobierna en México, tuvo el primer Consejo Nacional en la era de Claudia Sheimbaun en el poder.
Lo único que se ventiló es la lectura de una carta que la presidenta Sheimbaun envío a la cúpula de Morena. Ese fue el objeto de dicha reunión de consejo.
El contenido de la carta no es asunto menor, al revisarla uno se queda con la percepción de que hay graves amenazas de división, de abuso, y el grave riesgo de perder el rumbo político, del partido que fundó Andrés Manuel López
Obrador.
Las peticiones o anhelos que deja ver la carta, son verdaderos propósitos para un excelente desempeño del partido ya en el poder, o lamentable una simple utopia.
En el documento se advierte de que “Morena no se convierta en un partido de Estado”, así como sucedió con el PRI y el PAN cuando tuvieron en sus manos el poder de este país.
Sin embargo la misma carta, cuyo análisis se convirtió en la principal convocatoria, representa un indicio de que Morena depende de la presidenta, y por consecuencia, del Estado. No igual que el PRI-gobierno, pero el solo hecho de depender de lo que indique la presidenta, significa un símbolo de la codependencia de partido y Estado.
Porque en la práctica Morena es un partido con una muy débil institucionalidad. No hay reglas claras para la movilidad política interna. Los miembros de Morena tienen que luchar o formar parte del “amiguismo” o “sumisión” ante las oligarquías nacionales o regionales.
De hecho la carta también se refiere a este punto cuando la presidenta pide que las “candidaturas sean por el método de encuestas”. Esta medida no se respeta en la vida cotidiana de Morena. Se habla de encuestas pero nadie conoce los resultados. Es la cúpula quien decide a quién se encuesta. Un morenita de “a pié” lo sabe: si no tiene “palancas” de nada vale su militancia de izquierda o lucha social.
Desde ya se sabe quiénes o quienes serán candidatos a sendores, o para la gubernatura. Se sabía quién iba a ser el candidato a la presidencia municipal. Y en todos los casos no fue por resultado de ninguna encuesta. O al menos nadie, de los pretensos candidatos o la sociedad, lo supo.
Entonces tan sólo en este aspecto, la carta de Claudia Sheimbaun, significa que Morena puede convertirse en un partido de Estado carente de reglas claras para competir al interior. Porque para controlar a las tribus, apenas desde arriba
Un capitulo de esta historia la conocimos en el éxito y ocaso del PRD. El contenido de la carta puede leerse también como una utopía de Morena, como el partido que pretende consolidar la esperanza de millones de mexicanos que se desilusionaron del PRI, del PAN y del PRD.
