Es dificil hacer un análisis serio en el tema de los libros de texto, pues el caso se ha politizado, y en ese contexto lo que se dice no es, o es muy poco razonable.
Creo que quien gana en esta polémica es el Frente Amplio por México (FAM) y pierde el gobierno de Andres Manuel López Obrador.
Este tema pone en evidencia, una vez más, a los medios de comunicación, que en vez de informar, intentan manipular o hacer propaganda. El caso de TV Azteca es más que ejemplar.
Azteca “prende la mecha” como dicen en el pueblo. Su conductor estrella Javier Alatorre anunció sin mayor prueba, más que sus reflexiones, que los libros tienen el virus del comunismo.
Es claro que ese señor no sabe de comunismo, menos de marxismo. Para conocer del tema se requiere mucho tiempo y una férrea disciplina académica para lograr entender el fenómeno. Alatorre no tiene esa formacion.
Pero cualquier presentador de algún medio puede poner al aire cualquier hipótesis y habría verdades o percepciones claras, si hubiera un análisis con especialistas. Pero en Azteca no ocurrió eso, ahí hicieron lo que saben hacer: Lanzar expresiones sin sustento, sin evidencia, más que sus dichos.
Ese medio es muy poderoso, porque tiene millones de televidentes cautivos.
Sin duda que los nuevos libros tienen fallas, y quizás son en la forma de abordar las áreas del conocimiento. Se dice que han minimizado a las matemáticas y a la historia de México.
No hay una explicación de los reposables para tener una idea de lo que pedagógicamente se pretende. De ahí otra dificultad para hacer un juicio sincero y razonable.
Regreso con Azteca. En fechas posteriores al anuncio de Alatorre, hubo una campaña en forma de noticia donde se reafirmaba que los libros eran promotores del comunismo, basándose en un inserto de video donde Luciano Concheiro, uno de los responsables de esos libros, en 2019 festejaba los 100 años del partido comunista de México. De ahi sacaron de contexto un segmento de su mensaje cuando dice que “…debemos proponernos el comunismo como sociedad emancipada…”.
Esa expresión de uno de los reposables de la elaboración de los libros de texto, fue la evidencia de Azteca.
Este caso es delicado para un país que camina y perfecciona su democracia. Robert A. Dahl, politólogo norteamericano, autor de “La Poliarquía” entre otros influyentes ensayos, dice que para que en un país haya democracia debe haber libertad de expresión. Y ese requisito implica la honestidad y responsabilidad de los medios de comunicación.
Lo que hace Azteca y decenas de medios capitalinos con influencia nacional, es contraria a esta tesis. En México los medios no permiten un debate libre, real y honesto. Por eso es difícil hacer un análisis de muchos temas de interés público, como es el caso de los libros de texto.
En esta dinámica nacional sale ganando FAM porque ahora tienen elementos de discurso y bandera política que ofrecer a dónde llegan. Los libros comunistas es como anillo al dedo para ellos.
Pierde AMLO porque los medios que lo atacan ahora tienen un elemento que cala directo a la ciudadanía, a esos mexicanos que, por las razones que sea, no quieren ser comunistas.