El sistema político mexicano empieza a esclarecer de frente a las eleciones de 2024, cuando sus partidos logran método y candidatos.
El propio método o esquema de Morena representa un reto para definir candidatos, sin provocar desajustes y rupturas al interior. A estas alturas Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard son los punteros.
¿Cómo transitar y creer en las encuestas, como mecanismo decisorio, entre los seis contendientes, pero sobre todo, entre los dos punteros?
En un ambiente de desconfianzas, como ocurrió en Sinaloa y Coahuila para definir candidatos, por citar solo dos ejemplos, hay demasiada razón para estar alertas.
Pero en el Frente Amplio Opositor (FAO) también padecen esa duda. Ahí parece que es más difícil la situación, para definir candidato.
Con un esquema similar al de Morena, se adelantaron a los tiempos electorales y lanzaron su convocatoria. Son a la fecha más de 30 aspirantes que buscan ser el representante de FAO.
Pero ante el gran vacío que padecía esa coalición surgió sorpresivamente la figura de Xochilt Gálvez; y es evidente que ella será quien encabece las aspiraciones de esa coalición.
Entonces la pregunta es¿Qué van hacer con el resto de los aspirantes que están jugando las reglas ofrecidas una semana antes de que Xochilt apareciera en escena?
Cómo resolverá Morena para convencer a Claudia y a Marcelo que uno de los dos ganó las encuestas? Ahí está el gran obstáculo.Y qué responderá FAO a los los 32 apuntados, si sería un error desechar a Xochilt Gálvez?
Ambas coaliciones están enredadas en su laberinto. Lo grave para Morena sería que Marcelo no se convenza y opte por ser candidato fuera del proyecto de la Cuarta Transformación. Y lo grave para FAO es que alguien no comprenda que el mejor producto para hacer frente a la 4T es Xochilt Gálvez, y nadie más.